dimarts, 1 de desembre del 2009

Religio i societat (11)

La religiositat ètica desenvolupa dues relacions de rebuig sexual: mística i ascètica. El resultat d´això és un apartament de l´orgia sexual i una desconsideració general de la dona.

“La actitud ersonal de los profetas hacia la mujer y su criterio sobre la posición de ésta en la congregación son naturalmente muy diferentes; varían según el carácter de la profecía, en particular según el modo en que concuerda com la emocionalidad específicamente femenina. Así, el que el profeta (incluido Buddha) pueda ver con agrado a sus pies a mujeres de talento y el que la aproveche com propagandistas (como Pitágoras), no afecta en absoluto a u actitud hacia el género. En ese caso, la mujer individual es sagrada; el género, un recipiente de pecados.”

El rebuig de la sexualitat, comú en totes les religions de salvació, es troba relacionat amb la seva trasformació en eròtica.

Finalment, Weber analitza la relació entre una ètica fraternal i l´art. Segons Weber inicialment existia una relació íntima entre relació i art, però, posteriorment l´educació laica separa l´art dels valors religiosos. D´aquesta forma l´element artístic és cosa reservada a la civilització intel.lectualista, no essent valors propis de la comunitat i, per tant, no resultant compatible amb la salvació religiosa. Tot i això la religiositat essent constantment la impresió de la innbegable divinitat de les obres d´arety i recorre constantment a aquest.

“Otra clase de tensiones tiene por origen la actitud frente al arte. La religiosidad màgica suele estar en relación estrecha con las manifestaciones estéticas (…). Las demás religiones conceden también gran importancia al arte bajo las formas más diversas: ritos ceremonial, culto, iglesias construidas (….) Cabe, pues admitir que en el fondo hay una afinidad entre religión y arte. El problema, sin embargo, cambió de aspecto el día en que surgió la idea del arte por el arte, después de que el intelectualismo racionalista de la civilización tornara conciencia de la especificidad del arte como actividad humana. Desde entonces el arte se ha hecho sospechoso a las religiones, sobre todo con la aparición de sectas rigoristas que consideran las manifestaciones estéticas puramente exterores como pertenecientes al dominio de la idolatria.”

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